En el pacto. El Liberalismo continúa en "Apulos"

El 14 de abril se organizó un encuentro entre el sector civilista del liberalismo y el jefe supremo de ese partido, Benjamín Herrera (1850-1924). Esta reunión, que se llevaría a cabo en la finca La Esperanza, se presentó como una última oportunidad para solventar la crisis que atravesaba la “Reintegración Liberal”. Al parecer, una inconformidad respecto a la cuota de representación que merecía el sector civilista seguía causando disgustos, pues Herrera no había dado lugar a este grupo dentro de las listas electorales que irían a las Asambleas departamentales. Ante odios, denuncias por corrupción electoral, despotismo, exclusivismo y recriminaciones, el fracaso del diálogo entre los sectores del liberalismo sugería la posible disolución de toda iniciativa reintegradora. Para ampliar la información al respecto, siga el siguiente enlace: http://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/r_rendon/id/94 La primera reunión no representó mayores avances y ello obligó a que Alfonso López Pumarejo (1886-1959) y Luis Cano Villegas (1855-1950) acompañaran al líder liberal a su recinto en Apulo para sostener un diálogo más privado. Como resultado de las conversaciones entre estos líderes liberales, surgió el Pacto de Apulo que reformaba algunas políticas del liberalismo acordadas meses antes, durante la Convención de Ibagué. En la columna editorial publicada el día 17 de ese mes, se anunció que el acuerdo había sido firmado por el general Herrera y los señores López, Camacho, Santos y Luis Cano y que, además, sería “autorizado en Bogotá por los más prestigiosos representantes de los distintos matices del liberalismo” (Columna editorial “El Pacto de Apulo”). Posteriormente, el día 24, Ricardo Rendón ilustró la última controversia protagonizada por los civilistas negociadores con el general Herrera. Un día antes se había informado que los acuerdos alcanzados en la Convención de Apulo habían sido anulados porque Herrera no había dado paso alguno para su cumplimiento y había aprovechado la tregua para poner en las listas de las Asambleas departamentales a sus adeptos y colaboradores, no a los candidatos civilistas. Finalmente, la falta de voluntad de Herrera para reconocer a los actores de su partido que conservaban una consciencia autónoma, generó la ruptura de todo esfuerzo reintegrador. Siempre desde una postura crítica de los acontecimientos políticos, Rendón y "La República" hicieron un trabajo conjunto para señalar los puntos clave de esta controversia. Así lo hizo el periódico desde su columna editorial del 23 de abril: “(…) Colombia es demasiado pequeña para que quepa en ella la Unión Liberal, y el General Herrera de estatura demasiado mediana para que quepa el Liberalismo dentro de su sombrero y sus zapatos” (Número 650. Columna editorial “Solemnes funerales”). Del mismo modo lo hizo Rendón en su caricatura del día posterior, en donde expuso a los directores de los periódicos liberales más notables (Alfonso López Pumarejo de "El Diario Nacional", Eduardo Santos Montejo (1888-1974) de "El Tiempo", y Luis Cano Villegas de "El Espectador") dispuestos para el “parto” de Herrera. La similitud entre las palabras “parto” y “pacto” sirvió al caricaturista para representar el gran esfuerzo que llevaron a cabo los líderes de la opinión pública, comparable al que debe realizar una madre para dar a luz a su hijo. Este diálogo requería que el líder cediera, aunque claramente no estuviese dispuesto a hacerlo; de ahí que el diálogo se presentara mucho más trabajoso. En este caso, la similitud en el sonido de las palabras, sirvió como herramienta de comparación que transfería el significado de una palabra a otra